Quizá ya no
huela a margaritas,
porque las he
deshojado a todas.
Quizá no guste a cerezas, porque
las he regalado
a todas.
Quizá no me
sientas aterciopelada,
porque se ha
desgastado mi ropa.
Quizá no te
suene melodiosa,
porque se ha
amargado mi boca.
Quizá mi mirada
de ángel
se voló y me ha
dejado sola.
Pero hay algo que aun está intacto,
y es este amor
que, de tanto, sobra.